Sufrir de neuralgia del trigémino es una condición muy dolorosa y difícil de soportar. Conocer la naturaleza de este síndrome es un primer paso pequeño, pero, importante para elegir el tratamiento para la neuralgia del trigémino efectivo o las terapias para contrarrestarlo. En este artículo trataremos de explicar que es el nervio de trigémino, por qué su inflamación puede causar tanto sufrimiento y dolor y uno de los tratamientos revolucionarios en la actualidad: inyecciones de toxina Botulínica.
El nervio trigémino es el quinto par de nervios de los doce del cráneo. Su nombre particular deriva de sus tres ramificaciones, conocidas como «ramas». El nervio tiene dos raíces distintas: una sensible, grande y plana; y un motor, pequeño y delgado. La raíz sensorial se dirige y penetra dentro de una estructura de forma semilunar, llamada ganglio trigémino o ganglio de Gasser.
La raíz motora sigue un camino similar pero permanece fuera del ganglio. Las tres ramas características del nervio trigémino salen del cráneo, en tres puntos diferentes: el nervio oftálmico entra en la fisura orbitaria superior, el nervio maxilar pasa por el agujero redondo; y, finalmente, el nervio mandibular sale por el orificio ovalado del hueso esfenoides. El nervio trigémino inerva la piel de la cara, la parte frontal del cuero cabelludo, las membranas mucosas bucal y nasal, la conjuntiva, el globo ocular y los dientes.
Con su componente motor del trigémino, proporciona la inervación de los músculos masticatorios. Finalmente, con su componente parasimpático, controla las secreciones nasales, lagrimales y salivales. Por este motivo, la neuralgia del trigémino afecta a la zona facial y en particular a los dientes, la mandíbula y la cara. Las personas que sufren de neuralgia en este nervio suelen presentar sensibilidad al frío o calor extremo.
Una de sus causas más fiables, indica la compresión del nervio ejercida por uno de los vasos sanguíneos que fluyen a su lado. La compresión de un nervio importante provoca su alteración funcional y el envío de señales anormales al cerebro. Una vez se presenta esta afección, los individuos deben ir al especialista indicado para iniciar de manera pronta el tratamiento para la neuralgia del trigémino que les permita mejorar su calidad de vida.
En la sociedad actual, las personas tienden a experimentar dolor persistente. Estos dolores afectan la calidad de vida de todas las personas que la padecen, interfiriendo así con su área emocional, física, conductual e incluso laboral. Uno de los muchos dolores asociados es la neuralgia del trigémino, que es un dolor facial insoportable, que aparece a los 50 años, más a menudo en mujeres, con una incidencia máxima en los 60-70 años. No obstante, se pueden presentar en edades más tempranas por otras causas.
Por lo general, el dolor es espontáneo, pero puede desencadenarse por estímulos, como ejemplo, la acción del viento sobre el rostro o incluso los estímulos sensoriales ligeros como cepillarse los dientes, lavarse la cara y beber líquidos. El dolor puede ser descrito por las personas como severo, agudo y se asemeja a una descarga eléctrica. La neuralgia del trigémino se puede clasificar en:
Cuando los medicamentos no son totalmente efectivos, la toxina botulínica, una potente neurotoxina toma un papel fundamental. Desde tiempo atrás, ha sido empleada de manera satisfactoria en el campo dental, a nivel estético es ampliamente utilizada y su uso está tomando gran auge como terapia exitosa en la neuralgia del trigémino cuando los fármacos no han sido suficientes al dolor constante e intenso.
La toxina botulínica es una neurotoxina que es producida naturalmente durante la esporulación de una bacteria grampositiva: Clostridium botulinum. Esta toxina tiene siete subtipos antigénicos: A, B, C, D, E, F y G. Sin embargo, solo dos de los subtipos pueden ser utilizados clínicamente: A y B. La toxina botulínica tipo A es la más usada porque se caracteriza por ser una de las neurotoxinas más potentes.
En un principio, esta sustancia se usó en la medicina como profilaxis del blefaroespasmo (contracción del ojo o párpado) y espasmo hemifacial. Sin embargo, el empleo de la toxina botulínica ha permitido el tratamiento para la neuralgia del trigémino de forma exitosa a lo largo de los años para aliviar las migrañas crónicas, otros tipos de dolor de cabeza y en el nervio altamente afectado.
La toxina botulínica actúa bloqueando la liberación de acetilcolina de las terminaciones de las células nerviosas presinápticas para interferir con la actividad de las proteínas SNARE que son las generadoras de dolor ante los diversos estímulos. Esta neurotoxina actúa sobre las uniones neuromusculares provocando relajación muscular y, a pesar de su acción sobre el tono muscular, se ha utilizado, también, para efectos analgésicos.
Los efectos de la toxina botulínica sobre la contracción muscular se producen al bloquear la liberación de acetilcolina en las terminales nerviosas de las fibras musculares. Para el efecto analgésico de la toxina botulínica, el principio es similar al observado en la placa motora: retrógrada, la sustancia asciende a través del nervio, inhibiendo la transmisión neural en varios tipos de receptores.
Los estudios sugieren que la toxina botulínica tiene una acción inhibidora sobre la liberación de neurotransmisores nociceptivos y neuropéptidos, tanto en el tejido periférico como en el sistema nervioso central, involucrando neuronas locales y los sistemas nerviosos autónomo y somático, lo que justifica una acción antiinflamatoria y analgésica. Esto permite una disminución significativa en el dolor intenso y casi insoportable.
La sustancia también inhibe, de forma dosis-dependiente, la liberación de glutamato (un aminoácido que actúa como neurotransmisor excitador en la respuesta inflamatoria), en los receptores sensoriales periféricos relacionados con la percepción de la neuralgia del trigémino. Así, la aplicación de toxina botulínica, en dosis y ubicación adecuadas, modifica los mecanismos de transmisión del dolor en la neuralgia del trigémino, con una reducción de la sensibilización central y los síntomas del dolor neuropático.
El procedimiento se realiza de forma ambulatoria, con el paciente bajo sedación o anestesia local. Después de la demarcación de la zona dolorosa, a través del tacto, los puntos son equidistantes para su aplicación, generalmente siguiendo el camino donde el paciente siente el dolor de la neuralgia del trigémino. Es importante que el paciente informe pertinentemente de tales puntos para una aplicación efectiva.
Las técnicas de inyección varían en su disposición en el área afectada y pueden ser en líneas a cuadros o dispuestas en forma de abanico. La administración generalmente se realiza por vía subcutánea o intradérmica. En algunas regiones de la cara, es prudente aplicar de forma bilateral, en el lado afectado y no afectado, para evitar asimetrías y una mayor eficacia en la reducción del dolor.
Se logra una respuesta satisfactoria en aproximadamente el 70 al 100% de los pacientes, con una intensidad y frecuencia promedio de dolor reducidas en aproximadamente un 60 a 100% en 4 semanas después de la aplicación. El tratamiento de los síndromes dolorosos crónicos con toxina botulínica es seguro y bien tolerado, con una baja incidencia de efectos secundarios y contribuye a la reducción de los fármacos adyuvantes durante su tiempo de acción, que ronda los 3 a 4 meses por dosis.
La neuralgia de trigémino si no se trata de manera adecuada puede afectar la calidad de vida de las personas porque el dolor es intenso, prolongado e incómodo para quienes lo viven. La Clínica del dolor en Puebla InDolore podrá recibir la mejor atención de esos síndromes dolorosos con expertos en el área de tratamiento del dolor para mejorar tu calidad de vida y mitigar ese dolor por alguna afectación al nervio trigémino. Los invitamos a que agenden su cita para iniciar el año libre del dolor, llamando al (222) 290 7751.